La patronal les ordenó que abandonaran el lugar, previo ocultarlas para evitar ser entrevistadas por los inspectores, dado que estaban “en negro”.

Ambas expresaron que siguieron esas indicaciones por temor a perder la fuente laboral. Una de ellas precisó que Marcela Rodríguez (cotitular con su hermano) le ordenó que permaneciera dentro de una habitación del sexto piso, cerrándole la puerta de un golpe, donde estuvo por más de 45 minutos.

Luego, las hizo cambiar de vestimenta para salir al exterior y hacerlas pasar como pasajeras del establecimiento. Mencionó finalmente que los dueños del hotel, más tarde le pidieron que mintiera las fechas y que Manuel Rodríguez anda detrás suyo controlándola e interrogándola permanentemente sobre qué diría en su testimonio.

Manuel Javier Rodríguez, al momento del hecho, era vocal titular de la AEHG (Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica), por resultar empresario del ramo, con hoteles en el país y en el exterior.

Al mismo tiempo, es funcionario jerárquico de la AFIP, habiéndose desempeñado como director regional en Mar del Plata y por muchos años el jefe de una de sus divisiones de fiscalización, con jurisdicción sobre una vasta geografía bonaerense, a saber: Partidos de la Costa, Villa Gesell, Pinamar, Gral. Madariaga, Mar Chiquita, Gral. Pueyrredón, Gral Alvarado, Necochea, Balcarce, Tandil, Azul y Ayacucho.

La gravedad del caso es que la falta de registro de esas trabajadoras, además de violar sus derechos laborales y sociales, socava el sistema previsional argentino, cuya recaudación compete a la propia Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

Manuel Rodriguez es la misma persona que durante muchos años dirigió fiscalizaciones hacia contribuyentes, incluyendo a empresas hoteleras y gastronómicas.

Si con ello, no incurría en una incompatibilidad funcional, se trataba, al menos, de una sospechosa colusión de intereses, toda vez su propia actividad comercial y militancia en la cámara empresarial.

Por otra parte, Rodriguez brindó en varias oportunidades hospedaje en ese mismo hotel Traful, a decenas de funcionarios de la AFIP que, provenientes de otras ciudades, cumplían comisiones de servicio en la ciudad balnearia, sobre todo en época estival.

Durante la gestión macrista del organismo recaudador, “Manolo”, como suelen apodarlo sus allegados, fue promovido a director regional gracias a su estrecha relación con Jaime Mecicovsky, protegido de Lilita Carrio y espada “anti-K” de Alberto Abad y Horacio Castagnola y otros funcionarios de aquel gobierno, como Néstor Sosa y Eliseo Devoto.

Estos funcionarios son quienes, entre 2015 y 2019, impulsaron auditorías sesgadas de la gestión anterior, denuncias y fiscalizaciones impositivas a empleados del organismo, valiéndose incluso de unidades de estructura, creadas al solo efecto persecutorio, tal el caso de la Dirección de Integridad Institucional.

Se jactaba en ese entonces Rodriguez, que sería entronizado director general de todas las regionales del interior del país, una vez que Abad se retirara generando corrimientos ascendentes de toda esa línea, a saber: Castagnola de titular de la DGI a titular de la AFIP; Mecicovsky de titular de interior a titular de la DGI y Rodriguez de titular de la regional marplatense a titular de interior. Situación esta que no se concretó, ya que los tres debieron renunciar en medio de escándalos.

En su actuación como director regional, Rodriguez realizó, junto a Mecicovsky, operaciones de prensa con el periodista Daniel Santoro del diario Clarín, apoyadas en falsas denuncias, luego desestimadas por la Justicia y por la propia administración tributaria.

Además de integrar ese brazo ejecutor del lawfare, también acometió maltratos, lanzó persecuciones propiciando quita de funciones a empleados del organismo.