Política
Balance de gestión

VIDEO | Montenegro abrió las sesiones ordinarias del Honorable Concejo Deliberante

El intendente Guillermo Montenegro, acompañado por el gabinete, brindó el discurso de inauguración del ciclo legislativo del presente año.

Este miércoles, en el recinto del Honorable Concejo Deliberante, se llevó a cabo la apertura de las sesiones ordinarias del 2023. Con la afirmación de que su gestión logró que “Mar del Plata se despierte y se active” y que “deje de ser la ciudad del no“, el intendente Guillermo Montenegro abrió el período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante.

Montenegro aseguró que Mar del Plata estaba “atascada, dormida y sin brillo” antes de su gobierno, e hizo énfasis en la “articulación público y privada”: consideró que el Estado municipal “se había convertido en una gran traba” porque, a su entender, “quería meterse en todo”.

La sesión preparatoria del período ordinario 108 del Concejo Deliberante se inició con más de una hora de demora, una desprolijidad recurrente por la que la presidenta del Cuerpo, Marina Sánchez Herrero, pidió disculpas al iniciar la jornada. La radical fue ratificada como máxima autoridad del Concejo, al igual que en el período legislativo anterior. Lo hará con las vicepresidencias ocupadas por Virginia Sívori (Frente de Todos) y Paula Mantero (Acción Marplatense).

En el inicio, el intendente quiso remarcar dos cuestiones puntuales: que este año se cumplen 40 años ininterrumpidos de democracia (“El trabajo que venimos haciendo es para sostenerlo”, dijo) y el recuerdo para los veteranos de Malvinas.

Después sí, arrancó con su discurso. Y realizó tres anuncios: que se avanzará con la creación de “un nuevo parque industrial” –“Nos quedó chico”, dijo con relación al predio actual-, que se prevé crear un “polo audiovisual” y que enviará un proyecto al Concejo para fijar un régimen de promoción para el desarrollo de la industria vitivinícola en la ciudad.

También le pidió al Concejo Deliberante que avance este año con la aprobación del nuevo pliego para licitar el deficiente servicio de colectivos y que apruebe la cesión del edificio donde se proyectó y supo funcionar el Complejo Educativo Tecnológico (Cetec) y que fue destinado ya desde el año pasado a ser la sede de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la Policía Bonaerense.

En el discurso de Montenegro no hubo ninguna señal de carácter electoral teniendo en cuenta que su mensaje de apertura en el período ordinario de sesiones fue el último de su actual mandato y por el momento se desconoce si irá o no en busca de la reelección en Mar del Plata. “Hablar de candidaturas en este momento todavía me parece que es una falta de respeto”, respondió semanas atrás en un acto.

“Mi visión de ciudad y gobierno es la misma”, fue una de las primeras definiciones de Montenegro al trazar una relación con los mensajes anteriores dados en el Concejo. Aunque reparó en que “las necesidades de la gente cambian” y que “las prioridades las ponen los vecinos y escucharlos es fundamental”.

Por eso, expresó que los gobiernos “no tienen que tener miedo a los cambios”. “Creer que uno tiene la verdad revelada y que todo tiene que ser de una manera es condenar a las ciudades a provincias y países al fracaso”, definió y planteó que “los cambios se hacen con la gente”.

“Necesitamos gobiernos valientes y que no le teman a los cambios”, enfatizó y así comenzó a hacer foco en uno de los ejes de su mensaje: la “sinergia entre lo público y lo privado”. De eso, dijo, “salen cosas maravillosas”.

Como uno de los puntos centrales del discurso, Montenegro consideró que antes de asumir en el gobierno en Mar del Plata -pese a que el anterior Gobierno fue también de Juntos por el Cambio a través de Carlos Arroyo- la ciudad estaba “atascada, dormida y sin brillo”. “Estábamos abrumados de diagnósticos: nuestros jóvenes se iban, la ciudad no se modernizaba”, sumó y mencionó al desempleo como “problema estructural”.

Así, trazó una evaluación pasados tres años de gestión: “Logramos que Mar del Plata se despierte, se active, que deje de ser la ciudad del no”.

Y con respecto al desempleo consideró que “durante años las administraciones locales tiraban la pelota afuera” y “le daban la espalda a los problemas de los vecinos”: “Están los que solo comentan la realidad y aquellos que nos hacemos cargos”, dijo en ese sentido y valoró las mejoras en los índices de desocupación aunque reparó en un problema que surge como evidente: la baja calidad y precarización del nuevo empleo que se genera. Entonces, habló de una nueva categoría de “trabajadores pobres” y planteó la necesidad de trabajar para “generar empleo de calidad”. “Es posible trabajar con el sector privado y demostrar que el Estado no sea un obstáculo, sino un aliado“, destacó en la misma línea y consideró que la “articulación público y privada” es “el camino”.

Así, puso como “ejemplos” la creciente actividad de la industria de la construcción y a la gastronomía, además del reimpulso de la actividad en la calle Alem y la industria del gin.

Entonces, insistió con la idea de que “el Estado ayuda a los privados cuando reduce su intervención a lo necesario“. Esa fue su introducción para asegurar que el Estado municipal “se había convertido en una gran traba” porque “quería meterse en todo, regular todo” ya que “es la manera que muchos entienden el poder”. “Para mí esa nunca fue la manera”, planteó e indicó que “eliminar esos impedimentos fue uno de los objetivos” de su gestión.

De todas maneras, reparó en que esas definiciones no implican “eliminar controles ni mirar para el costado cuando hay irregularidades”: “Que el Estado acompañe y que se meta solo cuando es necesario”, abundó.

“Tengo claro que un Estado presente, no es un estado asistencialista, que regala, es un Estado que acompaña al privado y que administra de forma austera y consciente los recursos de los vecinos para mejorar su calidad de vida. Un estado moderno es un estado que anticipa, planifica, incluso a costos de no tener aceptación pero que se anima a promover cambios. Como ya dije, la diferencia está entre aquellos que son simplemente comentaristas y aquellos que nos hacemos cargo a pesar de poder perder ‘capital político’ como se dice habitualmente”, concluyó en otro tramo de su discurso.

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