El recordado bar Mastropueblo, nacido en Mar del Plata y crecido en Capital Federal, cumple 40 años y lo celebrará con una gran fiesta homenaje el sábado 2 de noviembre, en Abbey Road, Juan B. Justo 620.
Bandas en vivo, DJ y músicos invitados sorpresas se darán cita en este encuentro que, sin duda, congregará a cientos de personas que asistieron a este entrañable lugar frente al Torreón del Monje.
Mastropueblo nació por la inquietud y la necesidad manifiesta de tres amigos de los cuales uno, Gustavo Mumare, ya era un músico conocido que cantaba en distintos pubs de la ciudad. “Estamos hablando de los años 80 y el plan era, junto a mi hermano Fabián y Marcelo Greco, diseñar un bar con un formato de múltiples actividades”, recuerda el “Turco”.
La historia
Con bandas locales de música propia, artistas de covers tanto de la ciudad como consagrados nacionales e internacionales, tales como Pedro y Pablo, Gabriel Ogando, Edy Sierra, Rubén Rada, Emilio del Guercio, Paolo el Rockero, Lalo de los Santos, Marcelo San Juan, Silvina Garré, Litto Nebbia, entre otros, y las entrañables zapadas con Oscar Moro, Rodolfo García, Baglietto, el pollo Rafo, Babu Cerviño, Claudio Morgado, Guillermo Aron, Alejandro Medina y mucho más
“Y luego de esa fiesta, comenzaba la de la pachanga, la gente bailando y cantando arriba de las mesas, que lo convirtió en el primer pub donde se danzaba. Recordemos que en los 80' sólo era en las Discos Y como si esto fuera poco también fue el primero en implementar el Karaoke, donde la gente cantaba con pistas en cassette y letra en atril,. ......de no creer”, subraya Mumare.
Todo esto ocurrió desde 1985 a 1991, luego el Pub se instaló en Buenos Aires y sigue hasta la actualidad en el barrio de Colegiales, convocando a miles de asistentes.
“Entonces a cuarenta años de esas historias nocturnas, hemos decidido rememorar esas noches con los músicos, en esos años adolescentes debutantes, y hoy señores artistas brillando en los escenarios de la ciudad, más todos los parroquianos (duendes de la noche) que éramos tan felices de compartir algo que nunca más se repitió. Salvando las diferencias y el paso del tiempo, merecemos un homenaje a ese “Templo de música y amistad”, enfatiza
No sabemos si la vida nos dará otra oportunidad de volver a encontrarlos. Eso sí, por cuestión de integridad física, no dejaremos bailar arriba de las mesas”, bromea