
Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.
Con cielo encapotado y brisa gélida, Mar del Plata vivió el martes un cruce tan inesperado como entretenido: el célebre periodista Martín Vestiga y el militante “peroncho” Pepe Ronista se toparon en la costa fría de la rambla y, envueltos en bufandas, compartieron un pingüino (el mate caliente porteño) y un sinfín de chismes electorales que calentaron el ambiente.
La jornada comenzó con Martín Vestiga abrigado hasta el tope, anotando en su inseparable cuaderno (que ya parece equipaje de expedición polar) cuando de pronto apareció Pepe Ronista, boina bien calada y sonrisa de oreja a oreja.
“¡Martín Vestiga, viejo lobo de prensa!”, lo recibió Pepe Ronista, dándole un afectuoso choquecito de guantes. “¿Trajiste algo sazonado para la Quinta Sección?”, preguntó el periodista mientras se acomodaba mejor el guardapolvo. Y así, entre silhouette de gaviotas y olas heladas, comenzó el desfile de “primicias”.
Pepe Ronista (maestro de los rumores y más fiable que un pronóstico de lancha) aseguró que el kirchnerismo presentará su lista bonaerense encabezada por Fernanda Raverta, un “cierre de lujo” para tentar votantes incluso en las costas heladas de Necochea.
Martín Vestiga, con el lápiz tiritando por el frío, no perdía detalle.
El verdadero golazo llegó cuando Pepe Ronista les pasó el dato de los tres primeros puestos en Mar del Plata: Ariel “Cholito” Ciano, la joven promesa con más seguidores que un faro en la neblina; Virginia Sívori, defensora de paseos costeros libres de trolls y memes; y el histórico Álvaro Fanproyen, prometiendo transformar la rambla en pasarela política pese a las ráfagas.
“¿Con sello bien elegante, Pepe?”, inquirió Martín Vestiga, exhalando vapor al hablar. “¡Vos fijate, Martín Vestiga!”, respondió el militante con picardía.
Al despedirse, Martín Vestiga guardó su cuaderno y Pepe Ronista se ajustó la bufanda. Ambos sabían que, aunque el termómetro marcara bajas temperaturas, el calor de la política argentina no se detiene.
¿Será verdad todo esto? ¿O apenas un sketch más del espectáculo electoral? Lo único seguro es que, entre abrigos y chusmeríos, la próxima elección en Mar del Plata promete ser tan entretenida como un buen mate al borde del océano.
Si nos organizamos cogemos todos
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