Nacido en Capital Federal, Marco llegó por primera vez a Mar del Plata en 1993. Aunque había estudiado economía, la vida lo llevó por caminos inesperados.

Su espíritu aventurero lo llevó a viajar por Europa durante tres años, una experiencia que lo marcó profundamente. Recorrió lugares tan diversos como la ex Yugoslavia e Israel, absorbiendo culturas y vivencias que moldearon su visión del mundo.

Al regresar a Argentina, decidió instalarse definitivamente en Mar del Plata, una ciudad que lo había cautivado por su encanto costero y su gente.

Sin embargo, los desafíos económicos no tardaron en aparecer. Ante la dificultad de encontrar empleo, Marco tomó una decisión inesperada pero reveladora: comenzó a vender gomitas en una esquina cercana a su hogar.

Lo que empezó como una forma de subsistir, se transformó en un medio para conectar con la comunidad.

Su amabilidad y actitud positiva hicieron que pronto se convirtiera en una figura reconocida y querida en el barrio. Para muchos, Marco no es solo un vendedor, sino un ejemplo de perseverancia y adaptación frente a las adversidades.

"Lo importante es ser feliz con lo que uno hace, sin importar lo que piensen los demás", expresó Marco en una entrevista con "Los datos del día", un programa de radio local de Mitre Mar del Plata.

Su historia nos recuerda que, a veces, la grandeza se encuentra en las cosas más simples.

Hoy, Marco Opisso no solo vende gomitas, sino que también vende sonrisas, optimismo y un mensaje poderoso: la vida, aunque difícil, siempre ofrece oportunidades para reinventarse.