Perfiles Urbanos
Exclusivo de NOVA

La lucha y sonrisa de Clara Giménez, la joven que no se resignó

La joven difunta de 19 años de edad, Clara Giménez.
Era oriunda de Mar del Plata.
En redes sociales concientizaba sobre su salud.
Las redes la despidieron.
Festejando su cumpleaños.

A los 19 años, Clara Giménez se convirtió en un símbolo de valentía y visibilización de la realidad de miles de personas con ostomía.

Su paso por la vida estuvo marcado por el dolor de un diagnóstico tardío, el coraje de mostrar sin tabúes su “bolsita” y el desencanto frente a la desidia de una obra social que, cuando finalmente respondió, lo hizo “demasiado tarde”.

Un diagnóstico que marcó un antes y un después

Desde niña, Clara padecía constantes dolores abdominales sin un diagnóstico claro. Recién en 2018, a los 12 años, los médicos identificaron un vólvulo intestinal: una torsión que impedía el paso de alimentos y había provocado un megacolon, por lo que fue necesario extirpar gran parte de su intestino grueso.

Dos años más tarde, tras una nueva obstrucción, los especialistas le realizaron una ileostomía: una abertura quirúrgica que dirige los desechos corporales a una bolsa adherida al abdomen.

“Es una cirugía muy simple. Se hace una abertura en el abdomen para que ‘la caca’ salga por ahí”, relató, en su momento, Clara con naturalidad a NOVA.

Visibilizar para romper tabúes

En abril de 2025, Clara decidió compartir su día a día en el estudio del canal de streaming Olga, conducido por Marti Benza.

Fue allí donde, sentada frente a la cámara, mostró por primera vez su bolsa de ostomía y narró sin filtros las dificultades y los momentos de alegría que le regalaba la vida “más allá de cualquier desafío físico”.

La repercusión fue inmediata. A través de sus redes sociales, miles de usuarios agradecieron su testimonio: “Me escriben personas que tienen ileostomía pero no se animan a salir de sus casas”, confesó en su momento a NOVA, orgullosa de acompañar a quienes viven una experiencia similar.

El reclamo que no cesó

Desde enero de este año, Clara y su familia libraron una batalla legal contra la Obra Social del Personal de Telecomunicaciones (OSTEL) para conseguir la cobertura de un tratamiento que le permitiera mejorar su calidad de vida.

El Juzgado Federal 4 dictó medidas cautelares, pero las autorizaciones llegaron con demoras que resultaron letales, lamentó Fernanda, su madre: “La demora fue letal”.

La abogada de la familia, Verónica Giovanniello, denunció la desidia del sistema: “El juzgado ordena, la obra social desoye, y los afiliados se mueren. Así de drástico”. A pesar de haber finalmente conseguido el traslado al Hospital Privado de Comunidad, ese aval judicial llegó cuando ya era demasiado tarde.

Una vida plena más allá del dolor

Lejos de dejarse vencer, Clara vivió intensamente cada momento. Disfrutaba de salidas con amigas, de la playa y hasta de noches de boliche (con prendas de tiro alto para ocultar la bolsa).

“Cuando me mandan a cagar por algo que digo, les contesto que no puedo ir”, decía entre risas, orgullosa del humor que la acompañó en la adversidad.

Su madre, Fernanda, fue su pilar fundamental: “Ya está, es lo que te toca vivir y hay que seguir para adelante”, le repetía, enseñándole a cultivar una actitud positiva ante cualquier obstáculo.

Sueños inconclusos

En su última entrevista, Clara habló de sus proyectos: estudiaba cocina e inglés con el sueño de convertirse en chef y trabajar en cocinas de Europa o Estados Unidos. “No me quiero perder nada de la vida”, afirmaba a NOVA, emocionada por todo lo que aún le quedaba por descubrir.

Sin embargo, el 6 de junio de 2025, su lucha llegó a su fin. Su partida sacudió a Mar del Plata y reavivó el reclamo por sanciones ejemplares a las obras sociales que incumplen sus obligaciones.

Hoy, Clara deja un legado de coraje y solidaridad: su historia nos recuerda que, tras cada número en un expediente, hay vidas que no pueden esperar.

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