Un diagnóstico tardío que cambió su vida

Desde la infancia, Clara sufrió problemas intestinales que ningún tratamiento lograba aliviar. Fue recién a los 12 años, en 2018, cuando los médicos identificaron un vólvulo intestinal (una torsión que impide el paso de alimentos) y la diagnosticaron con megacolon, obligando a extirpar gran parte de su intestino grueso.

"Me diagnosticaron megacolon y se me dio vuelta gran parte del intestino grueso. Por eso me tuvieron que cortar una gran parte de ese órgano", recuerda la joven desde su casa cerca del mar.

La ileostomía y los primeros meses de adaptación

En 2020, tras una nueva obstrucción, los profesionales realizaron una ileostomía: una abertura quirúrgica en el abdomen para permitir la salida de desechos corporales.

Clara describe a NOVA el procedimiento con naturalidad: "Es una cirugía muy simple. Se hace una abertura en el abdomen para que ‘la caca’ salga por ahí".

A pesar del alto impacto inicial (incluso evitó ir a la playa durante su primer verano), reconoce que el apoyo de su familia fue clave: "Lo peor son las miradas de la gente que no tiene idea de qué es, pero pone cara de asco. Eso me agobiaba".

Visibilizar para concientizar

Hace pocas semanas, Clara decidió llevar su historia más allá de su círculo cercano al sentarse en el estudio del programa Olga, conducido por la streamer Marti Benza.

Allí no solo relató su trayectoria médica, sino que mostró por primera vez en pantalla la famosa bolsita. "Muchas personas se enteraron después de la nota en Olga que tenía la bolsita. En general, recibí comentarios muy positivos y gente que me escribe contando que tiene ileostomía pero no se animan a salir de sus casas", señaló a NOVA.

La vida cotidiana de una adolescente con ostomía

Hoy, Clara disfruta de salidas con amigas, la playa y hasta boliches. Para las noches de fiesta prefiere prendas de tiro alto que oculten la bolsa, aunque asegura que sus amigas "la tratan como una más" y le han hecho incluso pasar alcohol dentro de la ostomía sin que nadie note la diferencia. "Cuando me mandan a cagar por algo que digo, les contesto que no puedo ir", recuerda entre risas.

Pilares de apoyo y aprendizajes de vida

El sostén fundamental de Clara ha sido su madre, Fernanda, quien le enseñó a cultivar una actitud positiva: "Ya está, es lo que te toca vivir y hay que seguir para adelante", le repite.

Gracias a esa fortaleza, la internación más larga coincidió con la cuarentena por coronavirus, evitando perderse eventos con amigas. "Todo lo que pasé me hizo ver la vida de forma diferente. No me ahogo en un vaso de agua y aprovecho mucho más el tiempo", reflexiona.

Un futuro sin límites

El año pasado, Clara se sometió a una reconstrucción intestinal y confía en que pronto podrá prescindir de la bolsa. "Por ahora todo anda bien, así que en muy poco tiempo puede ser que deje de tener la bolsita", afirma con entusiasmo.

Mientras tanto, estudia cocina e inglés con el sueño de convertirse en chef y trabajar en cocinas de Europa y Estados Unidos. Su lema, "No me quiero perder nada", resuena día a día como un recordatorio de que la vida continúa más allá de cualquier desafío físico.