Literarias
Una producción de NOVA

El último hombre sobre la Tierra

El hombre solo, triste y abandonado. (Dibujo: NOVA).

Así como las gaviotas emigran escapando del frío, ante la llegada del crudo invierno, así se fue ella un día, sin dejar otro recuerdo que su suave perfume de pétalos de rosa en la gigantesca casa, y unas zapatillas gastadas que usaba para hacer su rutina diaria de gimnasia.

Lo dejó solo, con su soberbia a cuestas, y escapó sin dejar huella, como los presos huyen del carcelero, dejando detrás borrosos recuerdos de cruel maltrato, y ni siquiera le dijo adiós. De pronto, él descubrió que era un hombre solo, triste y abandonado, y la autosuperación se distorsionó en llanto.

Recuerda ahora, con una taza de café humeante que de a poco se va enfriando mientras las heladas congelan los techos de su morada, que ella le regaló sonrisas, esperanzas, amor, felicidad y sacrificio. A cambio, él le devolvió soledades, tristezas, angustias, dolores y durante cuatro años la ignoró por completo.

Mientras el cigarrillo le enciende la yema de los dedos y en la taza de café solo quedan pequeñas borras, enciende la computadora, y con dedos temblorosos le escribe un mail a ella, a la que perdió e intenta recuperar dando manotazos de ahogado.

“¿Volverías conmigo?”, le pregunta desvastado como un bosque al que le han arrancado los árboles transformándolo en una interminable llanura.

La respuesta de ella llega al día siguiente: “Ni aunque fueras el último hombre sobre la Tierra”. Entonces, el corazón de aquel que se siente solo, triste y abandonado, estalla en mil pedazos como el ventanal de una vieja iglesia donde se estrella una gaviota, de esas que se van en invierno para nunca más volver.

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