La ciudad de Mar del Plata es el segundo escenario electoral para la gran gama de los espacios políticos. Es el sitio madre en dónde se llenan de carteles y boletas, sumado a los lanzamientos interminables de los precandidatos presidenciales durante el verano,
De este modo, es que los grandes medios y las personas se dan cuenta por lo alto quiénes jugarán sus fichas cada 2 años, entre sufragios legislativos y generales. En este caso, se trata de una época especial dónde la gente ya no quiere saber nada con ninguno.
"La Grieta" fue un negocio para los políticos que buscaron polarizar, o bien copiar como todo. Un bipartidismo entre Juntos por el Cambio (JxC) y el Frente de Todos (FdT), el cual solamente medía con un termómetro cuánto antikirchnerista era uno. Nada más.
Por otro lado, la irrupción de Javier Milei le dio un vuelco más a la carrera hacia el Sillón de Rivadavia. Pero sin más. Ya que, Mar del Plata se volvió la cuna de la antipolítica, sea quién sea.
Desde La Libertad Avanza (LLA) han decidido arreglar con el kirchnerismo, poniendo al concejal Alejandro Carrancio como estandarte. Lo cual dejó tachada la frase de "siempre son los mismos". Intentar vender a un político que pasó por FdT, JxC y hasta el Frente Renovador (FR) de Sergio Massa.
Ello sin comentar que en Juntos no hay más que el mismo intendente Guillermo Montenegro para ofertar. Un jefe comunal que en la opinión de la gente es: "Está bueno, porque hace y no. Es que ni 'fu', mucho menos 'fa'. Anda". Lo cual le otorga una positividad que supera el 70 por ciento de intención, más la clave de la unidad.
Del otro lado de la vereda... No hay más que destacar al tratarse de una ciudad que es sumamente antiperonista desde hace años. Más que el máximo exponente es una funcionaria pública que tiene negatividad por ser parte del Gobierno de Alberto Fernández.