Estefanía Etchevés Miciolino, de la gimnasia en Mar del Plata al podio internacional de la halterofilia




A los 6 años, Estefanía Etchevés Miciolino corría por un gimnasio de Mar del Plata con la misma curiosidad que hoy la empuja a levantar kilos sobre una tarima internacional.
Años después, la marplatense vive en Roma (Italia), hace más de 2 décadas lejos de su ciudad natal, y se convirtió en una aparición inesperada y contundente en el circuito del levantamiento de pesas: medalla de oro en un torneo europeo en mayo de 2025 y seleccionada para representar a su categoría en el World Masters Weightlifting Championships 2025, que se celebró en Las Vegas (Estados Unidos) del 4 al 13 de septiembre.
Su historia no es la de una estrella forjada desde la adolescencia en la halterofilia.
Tras emigrar a Italia en 2002 y afianzarse en Roma (Italia) desde 2007, Estefanía llevó durante años una vida alejada de ese deporte.
Su acercamiento al levantamiento de pesas es relativamente reciente: apenas 4 años de práctica la llevaron a dar un salto competitivo que muchos veteranos no alcanzan.
Antes de eso estuvo la gimnasia, la base que le dejó resistencia, disciplina y la flexibilidad física y mental necesarias para reinventarse en un deporte que exige técnica y cabeza fría.
El camino no fue fácil ni lineal. Entrenar en un país extranjero, coordinar tiempos de trabajo y vida personal, y afrontar un deporte con riesgos físicos obliga a una planificación intensa: Estefanía trabaja con entrenador y nutricionista y cuida cada detalle para prevenir lesiones y mejorar marcas.
Esa profesionalización tardía pero decidida rindió frutos: actuaciones destacadas en torneos provinciales y clasificatorios en Europa la posicionaron para la gran cita mundialista de septiembre.
La selección para Las Vegas (Estados Unidos) llegó como coronamiento de meses de esfuerzo, pero también abrió la cuestión práctica que muchas atletas que viven fuera de su país enfrentan: el financiamiento.
Para cubrir pasajes, inscripciones y logística, Estefanía lanzó una campaña de recaudación y recibió el apoyo de familiares, amigos y de gente de Mar del Plata que siguió su evolución desde la distancia.
El calor de su ciudad natal, aún a miles de kilómetros, fue un sostén emocional clave.
Más allá de resultados, la historia de Estefanía interpela por otro motivo: la posibilidad (cada vez más visible) de reinventarse deportivamente en la adultez.
Su trayectoria muestra que no siempre existe una única línea de progreso atlético; a veces, la madurez y la constancia suplen años de especialización temprana.
Para una mujer que empezó con gimnasia infantil y hoy compite en la categoría de más de 40 kilos, su paso por la halterofilia es también una lección sobre cómo transformar rutinas, aceptar desafíos y buscar apoyo profesional cuando hace falta.
En Mar del Plata, su familia y allegados atienden con orgullo cada noticia: entrenamientos, competencias y cada medalla alcanzada afuera se convierten en motivo de celebración local.
En Roma (Italia), la ciudad que adoptó como hogar, Estefanía entrena y afina detalles técnicos.
Su objetivo inmediato (más allá de un podio) es seguir consolidándose en la disciplina, acumular experiencia internacional y abrir puertas para otras mujeres que quieran acercarse a la halterofilia sin prejuicios de edad.
La historia de vida de Estefanía Etchevés Miciolino es la de una marplatense que encontró en la distancia la forma de volver a sí misma mediante el deporte: no como un retorno literal, sino como una reafirmación de sus orígenes, la disciplina heredada de la gimnasia infantil y el carácter para afrontar una disciplina de alto impacto.
Su recorrido, reciente pero brillante, es un recordatorio de que las trayectorias deportivas pueden reinventarse y de que el apoyo de una comunidad, aún cuando está lejos, pesa tanto como los kilos que se levantan en competencia.