Gabriela Azcoitia, "imagen renovada", respaldo radical y un cruce público que pone en debate la coherencia interna

Gabriela Azcoitia, periodista marplatense y actual candidata a concejal por el espacio Nuevos Aires, desplegó en las últimas semanas una campaña marcada por la modernidad estética y una intensa agenda de proximidad con los vecinos.
Su presentación incluyó un espectáculo de más de 200 drones que formaron símbolos de la ciudad junto al logo del partido y su nombre, un recurso poco habitual en la escena local que buscó transmitir un mensaje de renovación y modernidad.
El apoyo institucional a su candidatura proviene de referentes radicales y aliados del espacio, con la Unión Cívica Radical (UCR) como acompañante formal y figuras como el senador Maximiliano Abad entre quienes respaldan la lista.
En terreno, Azcoitia cultivó el perfil de "escucha activa": jornadas barriales, encuentros con mujeres y sectores productivos, y transmisiones en vivo en redes sociales orientadas a recoger inquietudes y transformar ese feedback en propuestas concretas para el Concejo.
Sin embargo, la campaña no estuvo exenta de debate. En una transmisión en vivo por Instagram, Azcoitia acusó al Municipio de "abandono" en la localidad de Batán, un señalamiento que generó ruido porque la delegada local en cuestión pertenece al mismo espacio político que apoya a la candidata.
El cruce puso en la mesa interrogantes sobre la coherencia política y la relación entre posturas públicas y acuerdos internos: ¿Es la crítica una apuesta por poner la agenda sobre la mesa o evidencia de tensiones internas que el electorado debería conocer?
Asimismo, fuentes periodísticas locales han mencionado, en el marco de otras discusiones urbanas, la existencia de controversias vinculadas a proyectos inmobiliarios de gran envergadura (como el debate por una torre de 35 pisos) y supuestos vínculos familiares con funcionarios municipales; si bien esos temas forman parte del debate público de la ciudad, no constituyen denuncias directas contra Azcoitia.
En términos de antecedentes mediáticos y reputación pública, no se registra a la fecha la existencia de escándalos personales o éticos que involucren directamente a la periodista.
La candidatura de Azcoitia combina una estrategia de visibilidad alta y recursos innovadores con un mensaje centrado en la escucha y la cercanía.
La crítica pública a una figura de su propio espacio político funcionó como termómetro: le aporta a la campaña el sello de una dirigente dispuesta a marcar posiciones, pero al mismo tiempo abre interrogantes sobre la solidez de las alianzas que la sostienen.
Para los votantes de Mar del Plata, la decisión se resolverá entre la imagen de renovación que propone Azcoitia y la demanda de consistencia política que surgió tras el cruce en Batán.
En los próximos días, la evolución del debate interno del espacio y la capacidad de la candidata para articular su discurso frente a aliados y críticos definirán parte importante del tono de su campaña.
Y eso que uno no hace foco sobre las inyecciones de botox en su rostro o los problemas psiquiátricos por su crisis de identidad con el cuerpo.