Entre cheques y nepotismo: la farsa de Mercedes Morro

La concejal marplatense Mercedes Morro ya no disimula su nerviosismo. Acorralada por una denuncia penal en la UFI 10, la ex secretaria general de UTHGRA Mar del Plata está acusada de malversar fondos del sindicato para comprarse un departamento en La Perla, una propiedad que figura a su nombre pese a que los recursos provinieron de cuentas gremiales.
Lo más llamativo es la torpe defensa de Mercedes Morro: primero negó tener que rendir cuentas, luego afirmó que los pagos eran descuentos de su sueldo y, finalmente, deslizó que “en la tesorería se quedaban con la plata mía”.
Detrás de cada transferencia sospechosa asoma el rostro de Horacio Darío Ocampo, ex tesorero y sobrino político de Mercedes Morro, hoy funcionario del EMTURyC.
Fueron 14 giros directos hacia Cuarzur Edificios SA, la constructora vinculada a familiares de otro dirigente, que financiaron el inmueble de Morro con dólares del gremio.
Este entramado de correos institucionales reutilizados para trámites personales y facturas enviadas al mailbox del sindicato deja al descubierto un modus operandi digno de película de bajo presupuesto.
El show mediático llegó al clímax cuando Mercedes Morro, acorralada por el periodista "El Presto", repitió respuestas como un disco rayado y terminó reconociendo errores sin asumir responsabilidad real: “Si me equivoqué, me equivoqué. No me quedé con plata. Si tengo que ir presa, iré presa”.
Más que un descargo, pareció un libreto ensayado para presionar y ganar tiempo, mientras la actual conducción gremial recopila correos, facturas y comprobantes que no dejan lugar a dudas.
A esto se suma el escandaloso nepotismo orquestado por Mercedes Morro: hijas, nietas y demás primos de segundo grado se sumaron a la planta de UTHGRA sin concurso ni mérito alguno, todo bajo el argumento de que “todos trabajaban”.
En un sindicato que debería defender a los trabajadores, la gestión de Morro convirtió las arcas comunes en caja chica familiar, borrando la línea entre lo público y lo privado.
Con su gestión expirada y sin margen de reelección, Mercedes Morro se despide del Concejo Deliberante entre acusaciones que van más allá de un simple error: hablan de traición a los afiliados y de un saqueo institucional tan descarado como grotesco.
Ahora, veremos si la Justicia tiene la misma tolerancia que ella demostró: despertar de su letargo y ajustar cuentas con quienes convierten la representación gremial en su propio patrimonio.