Un viaje soñado que casi termina en tragedia: Myrna Dennis y su momento en "La Feliz"





Cuando pensó en celebrar el amor de toda una vida, Myrna Dennis, de 86 años, jamás imaginó que su “luna de miel” a bordo del crucero Oosterdam derivaría en una lucha por respirar.
Aquel viaje que había soñado junto a su esposo, con escala en Montevideo y rumbo a las Islas Malvinas, se transformó en una carrera contra el reloj cuando Myrna sufrió una insuficiencia respiratoria en alta mar.
“Pensamos que era un infarto, pero en cuanto la intubaron supimos que era grave”, recuerda a NOVA su hija, Carol Ann Preston, que desde Fredericksburg, Texas, cruzó el Atlántico para acompañar a su madre.
La emergencia en alta mar
Era mediodía del 11 de marzo cuando el personal del Oosterdam, tras detectar la agudización de la respiración de Myrna, tomó la decisión de desembarcarla con urgencia en Mar del Plata.
Un bote de la naviera la trasladó hasta el Club Motonáutico del puerto local, donde aguardaba una ambulancia para derivarla al Hospital Privado de Comunidad (HPC). Allí llegó consciente, pero con un cuadro de neumonía complicada por arritmia.
Los médicos de guardia no tardaron en intubarla y llevarla a la unidad de terapia intensiva. “Estuvo en una situación muy crítica”, explicó a NOVA uno de los especialistas. “La edad y el cuadro respiratorio ponían en riesgo su vida en cada minuto que pasaba”.
Días de incertidumbre y esperanza
Durante 5 jornadas, la familia vivió pendiente de cada reporte médico. En Fredericksburg rezaban por su recuperación, y aquí, en Mar del Plata, Carol se turnaba con su esposo y algunos allegados para acompañarla en la sala de espera.
“El equipo del HPC la trató como si fuese su propia madre o su abuela”, cuenta Carol a NOVA con la voz entrecortada. “Su profesionalismo y humanidad nos dieron fuerzas cuando más lo necesitábamos”.
El parte del sábado 15 de marzo trajo la mejor noticia: Myrna había evolucionado lo suficiente para ser trasladada a sala común y, dos días después, recibió el alta hospitalaria.
De la UTI al descanso en la costa
Hoy, la turista estadounidense continúa su convalecencia en un hotel de Mar del Plata, donde recibe diariamente a enfermeras del hospital para completar su tratamiento y rehabilitación.
Desde el balcón de su habitación, observa el mar que la trajo a esta plaza de salud y reflexiona sobre la fragilidad de la vida.
“Nunca imaginé que a mi edad estaría luchando por un aliento”, dice a NOVA con una sonrisa suave. “Pero gracias a estos médicos, tengo una segunda oportunidad”.
La pareja planea regresar a Texas en los próximos días, con un itinerario modificado: la prioridad ahora es la salud de Myrna. Quizás retomen su aventura en otro crucero, o tal vez decidan explorar otros rincones del mundo por vía terrestre. Lo cierto es que, tras este episodio, cada respiro se ha convertido en un regalo.
Un homenaje al equipo médico
Carol cerró su estadía en Mar del Plata con un sentido agradecimiento público: “Al personal del Hospital Privado de Comunidad: ¡Gracias por salvarle la vida a mi madre! Su dedicación y calidez hicieron la diferencia”.
En la rambla marplatense, donde hace apenas un mes se escuchaban risas de cruceristas, hoy resuena el aplauso silencioso de quienes saben que, a veces, un viaje inolvidable no está en el destino, sino en el acto heroico de quienes se entregan al cuidado del otro.