Las ideas vueltas, con denuncias de por medio, llegó a su cúspide tras el comienzo de trabas por parte de Carrancio en el Concejo Deliberante, ya que evitaba ofrecerle mayoría la oficialismo en las votaciones. Todo con la idea de presionar para que Fiorini obtuviera nuevamente peso en provincia y lograra renovar su banca.

Sin embargo, el mandatario local Guillermo Montenegro se limitó a filtrar el espacio de Fiorini con Peronismo Republicano de Beneito y Tercera Posición de Morro. Amén de que le minimizó el poder a jefe de interbloque en Vamos Juntos para su representante legislativo.

El contra-ataque del senador fue poner una pata dentro de las elecciones de la Unión Cívica Radical, apoyando y aportando dinero a la campaña de Fernando Navarra. Sin embargo, no evitó la victoria del concejal Ariel Martínez Bordaisco, y se quedó nuevamente con la presidencia del Concejo Deliberante.

Con todas las instancias agotadas, Fiorini aceptó la oferta del Kirchnerismo para romper con Montenegro y quitarle la mayoría local en el legislativo. Del mismo modo, después del mes de diciembre, este tendría un lugar en el Banco Provincia.

El inicio de la interna

A parte del intendente y el legislador provincial, otras de las cartas que tiene como protagonistas en la ciudad son la edil Vilma Baragiola y el diputado bonaerense Maximiliano Abad. Ya sea de forma directa o no, cuentan con peso local.

Las internas que se gestaron para las elección de quien presidiría el Concejo Deliberante, fue tan fuerte que llegó a La Plata. “Si Carrancio no es el presidente estoy dispuesto a romper”, hizo saber en la capital provincial el senador en aquel momento.

“Nos hemos comido muchas operaciones en los últimos tiempos pero se llegó al límite cuando salieron a limar a Cristina Coria. Tuvimos códigos, pero todo tiene un límite”, sentenciaron en los pasillos de la sede radical en Mar del Plata. Y añaden con disgusto hacia aquella pata peronista: “conocemos los secretos que guardan las paredes del deliberativo, por eso les conviene irse de una vez y no volver jamás”.

Ante todo lo referido, se puede dejar en claro que, a nada de las elecciones legislativas, las trabas para poder dejar en paz a La Feliz son cada vez más. Pareciera que a Fiorini y su equipo les importa más poder hacer política, y dejan de lado lo imprescindible que es evitar la crisis económica y social.